El Mariscal de L’Estartit

History

45 Aniversario_ Route66

45 aniversario de la Sala Mariscal, L’Estartit (Girona)

La sala Mariscal de l’Estartit (Girona) celebra su 45 aniversario. No es una efeméride menor para una local dedicado al rock and roll y la música en directo y que, sin duda, la convierte en una de la más longevas de Europa, como afirma orgulloso su promotor Llorenç Massaguer.

La historia de lo que hoy conocemos como sala mariscal se remonta al verano de 1979, cunado un joven decide montar un local musical en l’Estartit, un pequeño pueblo turístico de Girona. No quería ser una discoteca, tan de moda en aquellos tiempos de aprendices de Travolta, sino que el modelo podía ser el anglosajón o algunos locales de Barcelona, como el mítico Zeleste. De hecho la música que sonaría en aquella primera sala era la que gustaba al joven Llorenç: Pink Floyd, Genesis, Alan Parsons… i también la que gustaba a muchos jóvenes militares de la base americana ubicada en l’Estartit, que surtían de música i cerveza traída directamente de los Estados Unidos al local.

El Enciam se estrenó con una jam sesión, declaración de principios para sus casi cinco décadas de existencia. Max Sunyer fue uno de los primeros en actuar y lo siguieron una lista interminable de músicos de aquí y de allá. Aunque el local ha pasado por diversas fases, , una de sus señas de identidad ha sido siempre dar una oportunidad a bandas incipientes, como lo fueron en su momento Amaral, Los Rápidos, Sopa de Cabra o M-Clan, y otros que abrían nuevos capítulos en su trayectoria como Sabino Méndez, que ofreció un concierto que aún se recuerda. Algunos triunfaron y otros se quedaron por el camino, pero todos han encontrado un hueco en su escenario que ha acogido una media de tres o cuatro conciertos por semana.

Consolidado como Mariscal a finales de los ochenta, con el paso de los años se ha convertido en un local casi legendario en estos tiempos tan difíciles para el rock and roll. Incluso organizó el megaconcierto Medes Rock, en 1986, antes que los grandes festivales fueran una moda. Con el tiempo las paredes del local se llenaron de memorabilia y recuerdos musicales, de grupos que han pasado por el local y de la misma historia del rock: discos de oro, vinilos inencontrables, discos firmados, pósteres diversos… Y el mítico techo del local, completamente cubierto de carteles de conciertos. Precisamente el futuro podría pasar por dar salida a la colección de Llorenç Massaguer de más de 50.000 piezas.

¿Como nace la sala Mariscal?

Yo tenía 18 años en 1979. Cuando tienes esa edad, sales de marcha y no encuentras nada de lo que te gusta. Solo escuchabas la música disco. En l’Estartit había 10 o 12 discotecas. A mí me gustaba Pink Floyd o Jimi Hendrix (fueron los primeros discos que compré, con las propinas que gané un verano). Pensé que no había ningún local que pusiera la música que me gustaba, ni programara actuaciones en directo. Con mis amigos tocábamos un poco y montamos el grupo Sang Lesbiana. Quería montar un local musical. En un terreno de la familia, el negocio turístico no me interesaba.

Aquel local fue popularmente conocido como l’Enciam.

Bauticé el primer local como Ciam-Ajn, “en cualquier momento” en esperanto. Levantamos en local con nuestras manos. Era un local de madera, vigas de madera antigua, un árbol en medio del local, piedra y rinconcitos con arcadas; era como un bar pirata. La gente empezó a conocerlo como Enciam y así se quedó.

¿Qué tipo de música pinchabas?

Al principio la música era de Alan Parsons, Pink Floyd, mucho sinfónico, jazz-rock y mucho rock: Led Zeppelin, Jethro Tull y cosas así. Los contactos extranjeros me traían discos y también los soldados de la base americana que hubo en l’Estartit, que me traían discos de los Estados Unidos, de músicos aquí aún desconocidos, mucho country, Charlie Daniels Band, Stevie Ray Vaughan, Bruce Springsteen, Bryan Adams, etc

Después se sucedieron diversas etapas.

En 1986 me harté, ya estaba saturado del Enciam. Por motivos de seguridad hice una remodelación completa, sustituyendo la madera. Solo queda la barra original. El local pasó a llamarse Rainbow y a programar música más heavy y punk, con grupos como Reina Negra u Odi Social. Pero el ambiente se hizo también un poco pesado y poco después nació la sala Mariscal, cuando empieza la historia del rock catalán, y hasta ahora.

La música en directo ha sido siempre una de las señas de identidad del local…

Vamos hacia los 8000 conciertos celebrados en estos 45 años Al principio eran jam sessions y conciertos cada día, pim-pam. A base de tiempo se van haciendo amistades y contactos entre los visitantes, de Alemania, Inglaterra, etc., que recomendaban el local y me ofrecían contactos de grupos y músicos Alojaba a los músicos en un apartamento detrás del local, ellos venían de vacaciones, yo les ponía los instrumentos y tocaban gratis y bebían gratis a cambio de tocar cada día. Venían músicos de toda Europa.

Combinando siempre nombres importantes con grupos noveles a los que das una primera oportunidad.

Sí, Max Sunyer, Nina Hagen y Herman Brood (que fue un concierto sonado), Nils Lofgren, Matthias Jabs, Savoy Brown, M-Clan, Caravan, California Guitar Trio… Y también grupos que empiezan a los que les doy una oportunidad de tocar. Antes no había tantos locales equipados para actuar. Aquí han tocado los primeros Sopa de Cabra (Copacabana) o El Último de la Fila (Los Rápidos). Un día hice una maratón con 10 grupos noveles… Nunca más.

Una buena parte de esos conciertos están grabados…

Sí, mucha parte de las actuaciones están grabadas en video. Algunos miles de conciertos. A partir del COVID empecé a catalogarlo y digitalizarlo todo.

¿Cómo encaras el futuro?

Trabajar de noche es duro. El ambiente también ha cambiado. Antes la gente salía a pasarlo bien y escuchar la música. Ahora la cosa es más dura. Sigue habiendo un público musical de nuestra edad, a partir de 40 años. A partir de las tres de la mañana ya es otro tipo de público, vienen ya cocidos, con problemas, broncas… Me gustaría convertir esto en un local-museo, un espacio para seguir la historia de la música y del local. Conservo todos los equipos de sonido e instrumentos que han formado parte del local, 50.000 discos, más de 50 guitarras, discos de oro, de platino… Dar a conocer la cultura musical.

Texto: Ramón Moreno

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